Un barco parece ser un objeto cuyo fin es navegar; pero su fin no es navegar, sino llegar a un puerto. Nosotros nos encontramos navegando, sin la idea del puerto al que deberíamos acogernos. Reproducimos así, en la especie dolorosa, la formula aventurera de los argonautas: navegar es preciso, vivir no es preciso.
Pessoa, Fernando - 'El libro del desasosiego'
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Cruce de rumbos
A veces
-o siempre un rato de todos los momentos-
no quiero puertos:
horizonte abierto,
soledad,
ni reglas ni concierto,
ni yo mismo:
el otro,
el que se fue y no ha vuelto.
-
Abro una botella de ron,
miro la noche plagada de estrellas...
-
Para navegar sin rumbo
mejor alejarse de la propia estela.
Cualquier camino tiene un punto a lo lejos:
un naufragio, una isla que emerge...
...una linterna roja.
-
Cruces en medio de la nada.
Ja, me dice;
risa cálida, acento conocido...
Todos los rumbos convergen.
Ja, me digo;
qué cerca de mi estela, qué descuido.
Pero me alegro
y brindo.
-
Miro la botella de ron,
abro una noche plagada de estrellas...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vaya, Linterna, tan grande el océano y has ido a dar con mis coordenadas. Demasiado cerca de mi propia estela ¿no?
ResponderEliminarCelebro el cruce y tiendo el puente para que subas a bordo. Sabes que siempre serás bienvenida en este barco.
Un beso.
Algunos cruces de rumbo son prodigiosos. Abramos esa botella de ron.
ResponderEliminar