La sombra no siempre fue parte de nosotros.
Hubo un tiempo en el que volábamos a cada paso; el espacio era inmenso, el tiempo largo, y la vida, al pasar, nos despeinaba siempre.
A veces, la belleza es un contraluz extraño, y el ángulo de nuestra sombra el único suelo que pisamos.
A veces, al mirar dejamos de buscarnos, y entonces vemos. En las luces y sombras de todo lo demás es donde estamos; sujetamos el tiempo y el espacio, nos contorsionamos, nos miramos de frente... y nos besamos.