Amabas mi libertad
y amarraste a ella el hilo de tu alma.
Mi libertad,
ansiosa de paisajes nuevos,
siguió entrelazándose a mil labios
que andaban tejiéndose en amores,
destinos, ausencias y deshoras.
La libertad es un tapiz inmenso.
En una esquina nos unió la dicha;
el dolor nos separó en el centro.
Gracias por sumarte. Me quedo leyéndote.
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