Saber, aprender de nuevo, que la mano pega una vez, que una bala mata a un hombre, que una bota pisa un cuello... pero que las palabras pueden liberar o esclavizar a todo un pueblo.
Dicen que van en busca de "armas de destrucción masiva" cuando van a por "petróleo gratis" (...ellos, los únicos que tienen esas armas y las han utilizado).
A los inocentes asesinados los llaman "daños colaterales".
Al exterminio por hambre o por sed, a la esclavitud infantil, a la miseria de pueblos enteros lo llaman ahora "economía de mercado".
Llaman "ilegales" a los seres humanos que vienen a buscar aquí el pan que no se dejó crecer allá.
Llaman "radicales" a los que no bailan en su cuerda floja ...siempre tensa y en el cuello de los otros.
Y cuando los que dicen NO salen a la calle (su calle) para decir BASTA, a eso, ellos, los que buscan armas de destrucción masiva, los que hablan de daños colaterales, los que respetan y dirigen (o simplemente acatan) la economía de los mercados, los que levantan muros contra los ilegales, los que dispersan y detienen a los radicales... a eso, ellos, lo llaman "desorden público".
El primer paso tendrá que ser, de nuevo, aprender a mirar para ver, aprender a escuchar para oír, y volver a posicionarse, abiertamente, en cada pequeño acto cotidiano.
Nunca fue tanto el tiempo de hablar como lo es ahora; ahora que ya casi se nos han llevado la palabra.