Nuestra soledad no somos nosotros. Soledad es lo que ha partido de nosotros, lo que se quedó adherido a aquello que siguió su camino.
La soledad no tiene nada que ver con el dolor de quien nunca hizo un sitio en su vida para otro, ese dolor que se extiende como una mancha de aceite, que se queda pegado como una miel amarga, que nos inmoviliza como veneno de serpiente... esa tristeza profunda que nunca deja un hueco para que algo nuevo entre.
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