Ella había preparado la cena en el jardín. Él cenó en silencio, pero no quiso quedarse a dormir.-No -se decía de regreso a casa-. No soy yo el verdadero objeto de su amor.
-No -se repetía ella insomne entre el resplandor de sus sábanas de seda-. No es tálamo para mi flor.
Es tan larga la noche en soledad como el camino del miedo o la miseria.

Mucha calidad en tus últimos textos y más razón todavía. El miedo es el gran aliado de la soledad.
ResponderEliminar