¡El mar, el mar!Dentro de mí lo siento.Ya sólo de pensaren él, tan mío,tiene un sabor de salmi pensamiento.-José Gorostiza-
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Abarloémonos, amor,
bajo los últimos rayos de poniente
que mezan a tu alma mis silencios
que tus palabras
se amarren a mi puente.
Andreas Selvi
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Esto suena a vacaciones junto al mar. ¿Ya han empezado?
ResponderEliminarPues no, Juanjo. Es más una excusa de amante que no va a acudir a la cita. La sed del amante lo inunda todo.
ResponderEliminarQue interesante, nunca lo hubiese isto desde ese modo. Lo unico que hubiese sacado como conclusion es que los pensamientos fuertes nos transforman la realidad, pero se ve que es muy diferente...
ResponderEliminarMe gusto,
Funes
Tienes razón, Funes. Los pensamientos construyen la realidad; el deseo es la puerta de entrada de los pensamientos más fuertes, el hueco que se abre ante el reconocimiento de la carencia de algo necesario. Descubrir la esencia íntima de ese deseo... eso ya es otro cantar.
ResponderEliminarUn abrazo.