viernes, 1 de julio de 2011

¡El mar, el mar!
Dentro de mí lo siento.
Ya sólo de pensar
en él, tan mío,
tiene un sabor de sal
mi pensamiento.
-José Gorostiza-

4 comentarios:

  1. Esto suena a vacaciones junto al mar. ¿Ya han empezado?

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  2. Pues no, Juanjo. Es más una excusa de amante que no va a acudir a la cita. La sed del amante lo inunda todo.

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  3. Que interesante, nunca lo hubiese isto desde ese modo. Lo unico que hubiese sacado como conclusion es que los pensamientos fuertes nos transforman la realidad, pero se ve que es muy diferente...
    Me gusto,
    Funes

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  4. Tienes razón, Funes. Los pensamientos construyen la realidad; el deseo es la puerta de entrada de los pensamientos más fuertes, el hueco que se abre ante el reconocimiento de la carencia de algo necesario. Descubrir la esencia íntima de ese deseo... eso ya es otro cantar.
    Un abrazo.

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