Mis pies pisan la rocami cabezasobre nubesva flotando...
...pero hay una zona de niebla que me tiene partido.
No veo mis pies en el camino;
no siento el rostro del que tiraba de mí
con tanto ahínco hacia el horizonte.
Un viento fuerte, por favor, un barredor de tristeza y un aguacero como el deseo de Silvio, un aguacero en venganza: inmenso, arrollador, estruendoso y, a poder ser, un arcoíris pequeño, diminuto, a forma de epílogo, de capítulo, de fin... de "bien: a lo que íbamos, que era aquello de seguir buscando la belleza".
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